Juegos que deberías probar: Olli & Lissa

En las ariscas alturas de las «Highlands» escocesas se encuentra el famoso Shilmore Castle. El castillo va a ser destruido por un excéntrico millonario americano Eugene Portcullis Tercero, que piensa trasladarlo piedra a piedra hasta Estados Unidos.
Alarmados por el inevitable suceso, Olli y Lissa corren a ayudar a su amigo Sir Humphrey, nada contento por tener que mudarse al Nuevo Mundo.
La única manera de evitar la mudanza es asustando a los obreros del castillo, para ello, el fantasma necesita hacerse invisible, y para lograrlo, nada mejor que la ayuda de Olli Y Lissa, ella en la cocina, y el deambulando por todo el castillo en busca de los ingredientes necesarios para la pócima de Sir Humphrey.

Con este simpático argumento, empezábamos nuestra aventura en Olli & Lissa, un juego publicado en la serie barata de Firebird, que llegó a tener dos partes más (la última lanzada por Codemasters), y que recuerda a plataformas clásicos como Donkey Kong o Manic Miner, pero con su propio encanto.
Con versiones para Spectrum, Amstrad y Commodore 64, la mecánica del juego es muy simple. En la parte superior de la pantalla, veremos a Lissa y al Fantasma, que nos pedirán un objeto para tirar a la olla. Solo tenemos que recuperar lo que nos piden y tirarlo. Lo complicado del asunto, es que los ingredientes de la pócima están cada vez más lejos, y el tiempo que tenemos para recorrer las pantallas cada vez es más escaso. Por suerte, no perdemos vidas, pero el avance inexorable del tiempo, es más que suficiente para ponernos nerviosos.


Como en la mayoría de los arcades de la época, el avanzar en las pantallas es un ensayo de «acierto/error», y si nos fijamos en la trayectoria de los enemigos, podremos avanzar bastante en la aventura, aunque a partir de la tercera pantalla las cosas se tornan casi imposibles.
Es curioso, como la versión de C64, a pesar de parecer igualita a primera vista, es completamente distinta al jugar con ella. Desde la fenomenal música del menú, hasta la manera de jugar, ya que las trayectorias de los enemigos son distintas que en CPC y Spectrum y el salto y movimiento de Olli es mucho más rápido y fácil de calcular.

Gráficamente, es uno de esos juegos que se quedan almacenados en nuestra memoria una vez probado, los personajes rozan el dibujo animado (dentro de lo posible en ocho bits, claro), y cuentan con divertidos detalles, como las secuencias de la intro con relámpagos y todo o las cachondas animaciones cuando se nos termina el tiempo o pasamos de fase.
Me resulta simpático, que en Micro Hobby, cuando hicieron la review del juego, no mencionaran el nombre del millonario.. ¿será porque se llama  «Portcullis»?, si era por eso, tampoco me extraña que nunca mencionaran el truco para hacer que Olli corriera más rápido teclear ¡PORTCUL! en el menú del juego 😈

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